Rosario, Rosario, Rosario
Dulce y tierna cual legendario Cesario
en esta mi alegoría repentina
no puedo más que decirte cosas
con mucha alegría.
Tú que a muchos niños y niñas
ayudabas con maestría en el campamento
te dejas la piel día y noche sin comentar lamento.
Yo como amigo, compañero del colegio entero
pues dedicarte estas palabras quiero.
Feliz, alegre, generosa, risueña
eres una labor tuya
pues tus cualidades no quiero dejar de mencionar
antes de que concluya.
Me gustaría cerrar estas palabras
cual despedida de chiquillo
en pañoleta de campamento:
Me enamoré de tus ojos,
me enamoré de tus labios,
me enamoré de tu ser
y no quiero vivir,
mi niña, sin tu querer.
Un beso,
Ferris.
Eres muy crack, Ferris.
ResponderBorrarEl principio es genial.
jajajaja muy bueno
ResponderBorrarAna